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Lección de Escuela Sabática
LOS HÁBITOS DE UN MAYORDOMO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 5:15-17; Colosenses 3:23; Lucas 12:35-48; Santiago 4:14; Hechos 3:21; 1 Corintios 9:24-27.
PARA MEMORIZAR: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:9-11 ( CB ) ).
Los hábitos revelan propósito y dirección en nuestra vida. Los mayordomos que desarrollan buenos hábitos son los más fieles. Daniel tenía el hábito de la oración diaria (Dan. 6:10). Pablo acostumbraba estar en la sinagoga (Hech. 17:1, 2). Él también escribió: “No se dejen engañar: ‘Las malas compañías corrompen las buenas costumbres’ ” (1 Cor. 15:33, NVI). Debemos cultivar buenos hábitos para reemplazar los malos.
“Cada uno de nosotros será, aquí y por toda la eternidad, lo que nuestros hábitos hagan que seamos. Las vidas de los que cultivan hábitos correctos y son fieles en todos sus deberes serán como luces brillantes que cubren la senda de otros” (TI 4:443).
La senda que crea un hábito es la manera más rápida que puedes tomar para obtener la recompensa que buscas. Un hábito es una decisión arraigada.
En otras palabras, ni siquiera tienes que pensar en ello; solo hacerlo. Ese hábito puede ser muy bueno o muy malo, según lo que hagas. Esta semana observaremos hábitos poderosos que ayudarán a un mayordomo a estar en los negocios de Dios.